LAS MIL Y UNA NOCHES CON MISSS BEAUTIFUL CHAPTER 5: LA BARCA

Los ríos fueron siempre las grandes maravillas de las civilizaciones. El rio resolvió cantidad innumerables de problemas en las comunidades que decidieron trabajar en conjunto por los beneficios de las aguas, y las ventajas que propicia el liquido corriendo en una comunidad: arboles, flora, fauna, recreación; pero también las otros caras de la bondad natural, donde el hombre introduce sus propias necesidades grupales, y entonces surgen las empresas que utlizan los caudales de las aguas: la pesquera, la cervecera, la recreacional, la industrial.

El Río San Antonio no fue diferente.

En 1890 se crean los primeros baños públicos en las riberas del río, que con el tiempo cerrarían tras la decision de convertir el Rio en un centro turístico, no un lugar de microbios que acarrearan enfermedades como la fiebre y el cólera que hizo possible que todo un regimiento militar de 600 hombres acampado en sus riberas perdieran las vida en 1849, y reconocieran el sacrificio, un tiempo después, dando a una ciudad en Texas el nombre que estampó el acontecimiento: Fort Worth, por el que Fuerte o Campamento militar, acampado cerca del Río San Antonio, y el General de apellido Worth, que perdiera la vida en ese lugar, junto con el regimiento.

La industria cervecera no podia faltar, y al entrar el siglo XIX dos cerveceras se instalan en el Centro de la Ciudad, abajo del Brackendrige Park aprovechando las aguas; también una planta de hielo se instala a un costado del Rio en Losoya Street, y aun más preciado fue la descubrimiento de Perlas Preciosas en 1937 en el Sur de la ciudad cerca de las Misiones de San José y Misión San Juan al aparecer moluscos que portaban las lindas piedras, con lo cual se genera un boom en la ciudad; sin tampoco olvidar en 1905 las barcas de vapor que inician sus primeras apariciones con el desfile del Rey a la Fiesta San Antonio, cuya aparición se realizaba originalmente por ferrocarril.

Así pues,  ciento veinte años después, una de esas barcas del Río interrumpe el momento. Si algo dice el amor del que no lo es, es que el amor genera movimientos en cualquier dirección; y en la distancia, una joven sentada en la barca, acaba de observar el pasaje romántico debajo del puente, y empieza a estudiar la cercanía de la pareja con una cierta incomodidad, porque sus propios ojos contemplan el momento de los abrazos y las proximidades entre el hombre y mujer al desplazarse la barca pausadamente debajo el puente, y como en cámara lenta, captura esa vivencia, en un momento único ofrecido por la misma naturaleza en la rotación de la vida en su caminar, entre lo de atrás y lo que está adelante en el tiempo y la distancia, al haber ella ingresado a una barca del Rio San Antonio para despejarse y aventurarse en otras vivencias recreacionales por un olvido, con la ironía de la vida en la rotación, y el cuadro de una pareja bajo el puente con un nombre conocido.

Y el también la observó, cuando abrazaba a Diana por la espalda y tocaba su cabello mientras Diana se recostaba en su pecho, y la identificó, supo quien iba en la barca que pasaba debajo del puente. Sabía su nombre, sus apellidos, sus vivencias, sus fortunas e infortunios.

Los amores pasados tiene siempre una huella que los define, por eso los reconocimientos en las caras, y en las expresiones, y observó el movimiento de su cara en contracción..

Joven, de buena complexión, con una habilidad natural para lograr la vista de todos en una competencia, y poseedora de un talento para atraer multitudes y embrujarlos con sus movimientos corporales por la destrezas de su cuerpo, sin igual, de buen corazón, que podría competir con cualquiera por ese carácter amistoso, comprometida a hacer lo mejor con aquel que se acerca a su vida, y la conoce de cerca, llena de vida. Su nombre era Ximena, de buen corazón, amazona con arcos y flechas dispuesta a disparar al que se atreva a cruzar las líneas de su personalidad, perfectamente entendida en sus debilidades y aciertos, sin ser la debilidad una falta de algo sino un encuentro, segura de sī misma, y de quien porta la personalidad que sustenta.

Benditos los seres humanos que saben destajar las cáscaras de su personalidad para encontrar el oro que representa su identidad, como los mineros, que para encontrar el diamante escarban profundo en las oscuras soledades de la Tierra, y un día, descubren el preciado diamante que brilla porque ahi había estado siempre, pero requería manejar los innumerables vericuetos de la vida para su hallazgo y control.

Ella era así: diamante genuino, joya preciada, y estimada por su valor como diamante, pero las malas decisiones hacían escenas que regresan, porque las parejas que se conocen y valoran no dejan partir, se hacen arreglos, se hacen convenios en aras de sostener los amores valiosos por el aprecio de momentos y entregas.

Esa escena semejaba dos cometas que refulgían por sī mismos, y pasaban en el mismo instante y en direcciones opuestas, como en el cielo, cuando se miran los flachazos del Universo corriendo dos comentas en direcciones opuestas, y no se sabe por donde concentrar la mirada, en una ironía del Universo como forjando a escoger cara o sol, Cancun o Alaska, Roma o Paris en un evento único, y cuya definición se marca finalmente, más por la pieza que arroja la naturaleza, porque en sí misma, exhibe la oportunidad al caer el cometa bajo los pies, semejando Aldoux Huxley en el Principito, y lo que harán los personajes que participan en esos encuentros únicos, llenos de vida, determinará si participarán con la bendición del Universo en el encuentro, y si habrá tango y celebración, y baile.

Algo pasa?, preguntó Diana al observar como la vista de aquel que abrazaba se perdía en la barca, y la perseguía con denuedo.

Es tiempo de irnos! dijo el, agarró a Diana de las manos, le cubrió todos sus dedos afilados como plastilina que ensambla perfectamente las manos, y se amolda al toque de las manos, y aún seguía lloviendo.

Diana no dijo nada a pesar de mojarse con la lluvia, la recibió con una sonrisa en los labios, y ambos mojados participaban de las bendiciones del Cielo, sonriendo por la alegría que causan encuentros no forzados bajo la lluvia.

Su bello vestido se llenaba de agua y dejaba ver su figura hermosa, y en esas manos juntas había un rompecabezas por resolver, porque su solución, si existía una voluntad de permanecer en un encuentro, dependía de poner las piezas del rompecabezas juntos, sin forzarlas, sino dejarlas desenvolver, tal como el Universo acomoda y desenvuelve en la galaxia sus lunas y sus estrellas, sin prisas, y en armonía.

El toque de las manos implica un encuentro, las manos entrelazadas en enamorados hablan de caminos simples sin complicadas preguntas acerca del destino y del camino, y Diana no dijo nada, al preferir la alegría de estar juntos y compartir juntos a la cotidianeidad de caminar solo, a un espacio solo.

Mientras tanto, el, al caminar con Diana, revive la fotografía del pasaje de la Barca con Ximena bajo el río, que aún estaba en su mente, y alcanzó a distinguir el rostro de Ximena, y la lagrima que emergía de sus ojos, y aún permanece en el un dejo de dolor también, en esas jugadas de la vida e ironía por lo que pudo ser, y no fue, por malas decisiones, porque cuando las personas desean estar juntas no existe excusa, y los tiempos se dan naturalmente sin presiones (como hoy, en otros caminos) en autorizaciones del Universo en que dos almas se encuentren para dar oportunidad de hacer sus propios juegos, y decidir si realizan pacto de vista, pacto de amor, pacto de compromiso, pacto de amistad, pacto histórico y patriótico de “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, estampado en una cuadro para lectura de toda buena mujer con gusto, y clavado con amor, en una pared de cocina donde se cuecen las buenas comidas.

Esa gota de agua salada saliendo de los ojos en Ximena, se unía con la lluvia, al pasar el puente, para formar los torrentes de agua que también venían del Cielo, y auxilian a la flora y a la fauna, porque las gotas de agua en los ojos limpian las vistas y las visiones, y son como los árboles con la lluvia, que hacen renacer cosas nuevas y maravillosas, cuando el ser humano absorbe sus aguas cómo lo hace la naturaleza para su madurez y crecimiento.

Llora, oh corazón, llora. Llora hasta que nada tengas y el llanto se transforme en la bendición que libera neuronas de crisis y molestias. Llora haste que el alma se rompa, y exista la decision de generar actitudes buenas, aún en momentos desagradables por sanidad, y después mirar al otro, con la mirada limpia, el ojo brillante, y las respuestas que admira de la persona, y se siente atraído por ellas por la grandeza espiritual… deja que tus arboles y sus ramas crezcan de las aguas que caen en tus pies.

Llora corazón, llora;…

el corazón…

es otra forma,

de llegar,

al conocimiento de las cosas…

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ONE THOUSAND AND ONE NIGHT WITH MS BEAUTIFUL. CHAPTER 5: THE BOAT

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