LAS MIL Y UNA NOCHES CON MISS BEAUTIFUL CAP 4: SI LAS PIEDRAS PUDIERAN HABLAR
Si la belleza y la dedicación dice algo, lo dice el Paseo del Rio.
Si las voces de antaño de desencanto en el Paseo del Rio se hubieran escuchado, ninguna construcción existiría en el presente, y transeúntes no habrían caminado por sus senderos cada año en miles, porque es un testimonio de la tenacidad y visión de sus antiguos constructores.
El Paseo del Rio era un testimonio con sus piedras y sus canales y sus formas y sus establecimientos al existir hombres con tesón y con visión, que construyeron palmo a palmo, piedra a piedra, año tras año y en cuyas construcciones se caminan hoy como testimonio de un esfuerzo.
Toda obra habla por sí misma, más por la piedra que por el desencanto; por lo tangible, que por lo intangible, la obra define más por su existencia que por las pretendidas esencias de un carácter inexistente puesto por otros en definiciones alejadas de su estructura: el Río corre, y no se puede decir que es por su sequía y falta de agua, en una obra premeditada y estipulada de ingenieros y visionarios que resolvieron los problemas de mucha o poca agua en su tiempo con sus sequías e inundaciones, porque las dos se daban como toda muestra de una naturaleza que a veces da poco o a veces da mucho, o a veces nada, y las decisiones de esa naturaleza estaba visible en el Paseo del Rio, porque resolvió los problemas ingentes de una incipiente ciudad en crecimiento, en abundancia como en sequía.
Las obras son testimonios hechos en manos, en piedras y canales, y no palabras que nada producen más que desasosiego y olvido.
Así pues, se tenía la posibilidad de dejar el Rio silvestre, tal cual, sin cambio, y dejar que las aguas corrieran natural, y formaran como la naturaleza lo había estipulado, una serpiente convertida en “U” que pasaría por diversas calles de la otrora ciudad en 1932, y descargaría después sus aguas hacia el Sur, abandonando la metrópoli; excepto que no fue el Rio, el que se interpuso en la ciudad, sino fue la ciudad la que se interpuso en el Rio y lo poblamos y lo bloqueamos y le dimos instrucciones de correr en canales directos, y como todo buen pensador y arquitectos de nuestro propio destino, pusimos diques para contener las aguas y conservamos el recorrido de la “U” para recreación y belleza, con edificios y centros comerciales, mientras que el otro caudal del Rio ya no voltearía en “U” sino recorrería directo, en una “I” acostada y a través de un canal horizontal se uniría el Norte con el Sur del Rio, con lo cual no interferiríamos con sus corrientes, y además construiríamos diques y canales grandísimos que irían ocultos y subterráneos en lozas pesadas de cemento pasando calles y canales, con lo cual se trataría de evitar las penosas inundaciones de 1890 y 1921, por mencionar algunas, de tal manera que esas lozas pesadas de cemento pasarían calles y canales, mientras quee arriba se construían edificios y urbanizaciones: edificios arriba, lozas abajo.
Obra de Ingeniería, de astutos y osados que se atrevieron a modificar las inercias de un camino en serpiente para convertirlo en un paraíso bello al igual que las vidas cuando por ellas pasan hoy; de astutos, que resolvieron planteamientos, y vieron cuando las causas naturales estropeaban el entorno humano, y decidieron poner soluciones, y que por hoy da gusto verlo en su belleza y exposición, y donde el salvaje Rio de antaño, se transformó en una obra majestuosa, digna de admirarse para miles y miles de transeúntes que pisan sus aceras casi 100 años después, en una demostración de lo que hace el poder y la voluntad humana al resolver las intrigas naturales de su tiempo.
Y como todo se conjunta en paraísos, falta agregar el elemento humano que participa ya no tan sólo en la belleza física del entorno, sino en la belleza que propicia el ser humano cuando libremente camina por esos pasajes, y donde el amor abre pautas, y los construye como todo buen ingeniero o arquitecto de la vida, porque ahí, abajo, casi cien años después, un ser humano valoriza la construcción de un puente, porque no habría historia sin entramados, techos y soportes, y agradecía la lluvia y las tormentas y los relámpagos al conjurar un hechizo de dos almas, en un creación natural donde no hubo bulldozers, ni personal humano realizando excavaciones en un Rio para forjar un destino, sino una creación espontánea, como la vida, que se abre paso, y si esos tórtolos tenían vida o futuro, la respuesta estaba ahí, porque si algo se podría decir, es que la naturaleza trama historias todos los días, a todas horas, en cualquier lugar, y sólo los amantes son capaces de descifrar los enigmas del destino, como toda pareja en encuentro, y la moneda estaba echada al aire, como en el juego del amor, esperando caer al suelo en Cara o Sol; cara por presencia, o Sol por ausencia, para iluminar una historia, que estaba volando en los aires, en los raudales y caminos intrincados del Paseo del Rio.
.- Por qué usted me besa?… inquirió ella consternada, mirándome fijamente a los ojos, sin despegarse de mi presencia, mientras sus manos recaían en mis bíceps, y las manos mías tocaban sus caderas, y ella cuestionaba con pesadumbre “Tiene usted problemas de aceptación o pertenencia?”
.-Que?…exclamé entre perplejo y atolondrado por el momento de un beso que no dejó disfrutar y argüí y arengué: “Filosofía y Sicología con el beso, en teoría aplicada a la realidad?”… y embutí como soldado que le querían quitar la vida, si besos implicaban perder vidas, en vez de ganarlas.
Os pido una disculpa -arengué para dar una justificación filosófica- “pero interrumpir besos es como el ice cream que cae al piso y su sabor no se disfruta por el quiebre repentino del momento, a lo cual ella sonrió por la ingenuidad de la explicación, y le esclarecí con detalle que al caer el ice cream al suelo, los labios apenas empezaban a apreciar el sabor del chocolate, por lo cual la interrupción debería ser considerado “penal” y como en los partidos de futbol, son dos tiros libres a la cancha, lo cual, en nuestro caso, implicaría dos besos libres en mi plena interpretación de las reglas del juego, hechas por mi, porque ella juega en mi cancha, es decir, en mi puente porque yo lo descubrí primero, y Cristobal Colón llegó primero aquí, porque esto se trata del Descubrimiento de America, literalmente hablando, en el puente de Crocket Street, y era ella la americana que se subía a mi embarcación, porque yo llegué primero al puente y lo descubrí primero, para empezar!
.- Y el señor que dijo?! defendió ella y “estamos aquí con VanGogh retratando fotografías naturistas, dando clases de historia, y jugando futbol en un campo parisino en el Paseo del Río?, replicó ella confiada, mientras explicaba la sicología del beso en temas trilaterales como toda buena mujer que no tan sólo hace múltiples cosas a la vez, sino presenta múltiples argumentos en casa de acusados y jueces… Los besos son aceptación o pertenencia?, preguntó nuevamente.
Y un rayo cayó de nuevo en el horizonte y ella sucumbió nuevamente en mis brazos, y abrazándome fuertemente por el cuello, aprovecho para abrazarla y tocar su espalda, mientras ella se recuesta sobre mi pecho, y se mantiene en silencio, levanta su cara, mira mis ojos y ofrece otro beso suave, cerrando sus ojos, después de lo cual se recargó en mi pecho y permaneció en silencio, sabiendo que me preguntaría por qué la besé de nuevo, en una sutileza femenina, que apoyé por disfrutar el momento a plenitud con su presencia.
Un beso es una pertenencia o una aceptación? inquirí de nuevo después de que sus labios jugosos rozaron los míos para checar las realidades de un evento en respuesta a su pregunta, y la lluvia arreciaba y bañaba los árboles y las banquetas en un espectáculo sin igual, o quizás era ella la que le imprimía la magia al momento con su presencia, porque la mujer admirada por su belleza, genera una atracción natural, y es como un imán gravitacional que surge tal como el Sol gira alrededor de la Tierra, y aunque existe una distancia entre ellos, la atracción se percibe en el ambiente, juguetona, invisible, inexplicable, rotativa, pero también atrayente y existente, y entonces las leyes escondidas del Universo son transmitidas en sus genes, en la forma en que la vida se desenvuelve en el Universo, y subrepticiamente expone las leyes de atracción para sostener un balance en el amor por una creación, y manifestada tal cual la madre con los hijos en sus genes.
Si la atracción del Sol en la Tierra no genera movimiento, vida en la Tierra no habría y entonces ahí estaban las respuestas escondidas del universo en el amor en los seres humanos, que tendrían que realizar sus movimientos para que la perfecta armonía de ambos fluyera en un entorno, y pudiera tener vida y existencia en la Tierra.
El beso era el Big Bang de la creación? le respondí a lo que ella asentó “no vaya tan lejos caballero” y yo le respondí que el flechazo y explosión del Big Bang dió vidas en la Tierra, y explotó en felicidad creando almas y rocas y rocas explotando y volando en el Universo, a lo cual ella respondió que si eran imágenes de deseos reprimidos, y le contesté que no estábamos en terapia transaccional sino en un encuentro casual, y hablando de geofísica en el Universo.
Rió, calló, no quiso responder, y después de un cierto tiempo, ella pensativa, lo expresa aún recargada en mi pecho, como susurrando cuando ya no se quiere pelear para ganar, sino conceder para escuchar: “Hay veces, indicó ella, que no necesitamos hablar, para decir.”
Y estampó otro beso que como rayo me desarmó y hubo un silencio, tremendo silencio, acarició mi cara con sus manos, en labios jugosos, limonada mexicana en día asoleado, dejando satisfecho al alma por el contacto agradable del liquido y el manjar de su piel que transportaba a la Luna, por decir.
Así pues, la naturaleza había ya estampado su cuadro, y callados, disfrutamos de las presencias, cuando las presencias simbolizan sólo estar, simplemente estar y disfrutar a la persona en silencio, mientras mis manos rozaban sus caderas en curva, y ella establecía quedarse en mi pecho, en un complemento, en una armonía, igual que el Universo, en silencio, debajo del puente bajo la lluvia.
Allá afuera, continuaban las hojas de los árboles moviéndose alegres al recibir la lluvia que venía del cielo a raudales, la lluvia se movía al compás del viento loco que hacía oleadas de agua, y como el beisbol en primera base, arrojaba a segunda base los caudales sobre transeúntes en sus caras, y las gotas de agua taladraban fuerte las aceras del Río en un espectáculo único de naturaleza, donde dos seres humanos, ahí, abajo del puente, participaban en silencio de caricias intimas y encuentros celestiales, mientras que la naturaleza arrojaba toda su belleza, poniendo a trabajar todos sus elementos para sellar un encuentro entonando al unísono la 5a Sinfonía de Beethoven en un concierto sinigual, entre besos y caricias, y relámpagos y estruendos, y sonidos de viento, cuestionando el destino, si una historia de amor se escucharía ahí.